Pese al
amor que sentían el uno por el otro, las relaciones sexuales se habían
convertido en algo rutinario y predecible para los duques de Sutcliffe. Los dos
estaban desesperados por salvar su matrimonio, así que comenzaron a enviarse
cartas eróticas y apasionadas en las que explicaban sus necesidades y fantasías
de un modo en que no lo habían hecho nunca. Y, sin poder contenerse, empezaron
a hacer realidad aquellas fantasías y a descubrir un deseo arrollador que hasta
entonces desconocían…
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