Relato Corto
En una tarde de sábado a finales de abril, el campus de la
Universidad de Carolina del Norte en Asheville era tan brillante y vivaz como
un dibujo animado de Disney. Verde, dorado y fragante, el aire suave y cálido
lleno de los sonidos del canto de los pájaros y la risa y la charla de un
pequeño y rapido arroyo. Fantástico pasto fresco y verde, debajo de una bóveda
de un cielo azul profundo. Cameron encontraba esto sumamente distrayente.
—Está bien, Cam, concéntrate —murmuró para sí mismo,
arrancando sus ojos de los paisajes y tratando de enfocarse sobre el papel que
había estado tratando de calificar durante los últimos veinte minutos. Nada
primer año. Suspiró y se frotó los ojos. Tal vez debería haber permanecido en
su oficina para trabajar en vez de venir al exterior.
—Whoa, ¡cuidado!
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