Humana, frágil, disponible...
...debería pagar el precio exorbitante
que exige el distribuidor de carne insectoide.
Bonita incluso en su rareza. La criatura
alienígena es todo lo que necesito para saciar mi frenesí de siembra. Su
especie protegida,
diseñada para sobrevivir a mis necesidades.
Construida para servir una y otra vez.
Una mirada hacia ella atrapada en las
contenciones, y ya se muestran mis tentáculos. La piel se calienta del azul de
la calma, directamente al rojo.
Yo la alimentaré. Bañaré. Mantendré
caliente en los pasillos helados de mi nave.
Sembrarla. Engendrara un Imperio.
Y, según el manual humano, ella me amará
por eso.
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