Duro. Taciturno. Y un tonto por dejarla ir… la historia de
una salvaje cabalgada. El ranchero de Wyoming Quinn McKay pensó que tendría que
esperar muy poco a que su sensata esposa recobrara el sentido común y se
olvidara de la dichosa “separación temporal”.
Nunca imaginó que esa mala racha matrimonial pudiera ser
tan larga como la vida de un mapache. Libby McKay sabía cuándo se casó, que su
tosco y despreocupado vaquero no era propenso a hablar demasiado sobre sus
sentimientos. Pero ya habían pasado tres meses, y su obstinado-como-una-mula
marido, continuaba viviendo en su remolque para caballos. Parecía preferir
aferrarse a su orgullo, en vez de aferrarse a ella.
Quinn ve que Libby está determinada a seguir adelante, y si
no se le suelta la lengua, perderá a la única mujer que siempre ha amado. En un
último intento por retenerla, le ofrece un fin de semana de ininterrumpida
decadencia sexual. Reavivar la pasión es fácil. Lo difícil viene cuando las
sábanas se han enfriado, y deben averiguar si lo que les queda es lo
suficientemente fuerte para sobrevivir a los errores del pasado.
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