A Hugh
Macfayden le cuesta conectar con la gente. No con su camada, sino con los
demás, y por mucho que lo intente, no consigue congeniar. Se suponía que su
pareja era diferente, la única persona que le atraería inmediatamente y con la
que querría estar para siempre.
Daniel
Craigen quiere una vida de paz. Después de crecer con unos padres que hacen que
la mayoría de los demonios parezcan suaves, necesita una vida sin estrés para
curarse. No lo conseguirá siendo un alma salvada, pero hace todo lo posible
para que sea lo más parecido a una realidad. Así que cuando uno de los
Macfaydens se presenta como su pareja, está un poco preocupado, pero acepta
tener una cita.
Pero
cuando las citas se califican probablemente como unas de las peores de la
historia, Daniel se encuentra en el límite de su ingenio. Una jugada de Ave
María sale mal y se produce un gran malentendido. ¿Podrá Hugh encontrar la
manera de arreglar las cosas y tener una verdadera oportunidad con su pareja, o
no habrá manera de que sus emociones conecten?
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