Al crecer,
mi familia me temía. Tenía la capacidad de leer los pensamientos de los demás.
Cuando cumplí trece años, mentí y le dije a mi familia que mi maldición había
desaparecido. Estaba cansado de que me miraran con miedo. Ahora que era adulto,
les decía a todos que sufría de dolores de cabeza. La verdad es que las voces
en el trabajo son demasiado abrumadoras. A menos que uno de los hermanos Bailey
me esté tocando. No estoy seguro de qué es, pero un toque de Delvin o Joshua, y
las voces en mi cabeza se silencian.
Ahora
tengo problemas mayores. Un demonio llamado Nezat está decidido a ponerme las
manos encima, y Delvin y Joshua están igualmente decididos a mantenerme a salvo
mientras me preocupa tener a su bebé. La única gracia salvadora de estar
apareados es que no puedo leer sus pensamientos. Para mí, eso es un milagro, y
me aferro a ellos con ambas manos durante este viaje salvaje.
Hola!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por el regalo.
Feliz día ❤️