Hay algo en el bosque alrededor de L’Ange que pone
nerviosos a los animales. De hecho, corren junto a las ventanas de Tucker Flynn
a todas horas del día y de la noche y no importa lo que digan, no es normal.
Por supuesto, Tucker tampoco está atrapado en los extensos terrenos del
santuario de cambiaformas en Maine, en pleno invierno.
Solo quiere volver a Phoenix. . . sí tan solo su alfa lo
dejara.
Cansado de que sus preocupaciones sean descartadas, o peor
aún, de que le digan que está completamente equivocado, Tucker se pone en
marcha por su cuenta, a pesar de una fractura de tobillo, para encontrar
pruebas de su sospecha: que hay un depredador superior, algo mucho más
amenazador que cualquier cambiaformas en L’Ange, escondido en el bosque detrás
de su cabaña.
Cuando todo va de lado durante su búsqueda, y termina
desmayándose mientras mira fijamente el rostro de un alce gigante, solo para
despertar días después en un lecho de pieles, mirando a los ojos del hombre más
hermoso que jamás haya visto.
El curso de la vida de Tucker cambia en un instante. Acaba
de encontrar a su pareja. Ahora todo lo que tiene que hacer es aceptar que no
es el perdedor que siempre creyó que era.
Es curioso lo rápido que todo puede cambiar, de un día para
otro.
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