En un universo diezmado por una guerra biológica, ¿pueden
antiguos enemigos unirse para crear una nueva paz a partir de las cenizas?
Un sacerdote guerrero es el único que puede curar un
imperio fallido…
El recién coronado Emperador de todos los Jit’Suku, Tigh ha
regresado de un exilio autoimpuesto como monje guerrero en la montaña sagrada.
Había renunciado a su derecho al trono en favor de su amado hermano y le había
dado la espalda a las cosas mundanas. Tigh nunca sabría qué había llevado a su
hermano a la locura de lanzar un arma biológica contra los humanos, pero el
hecho de que se volvió contra sus creadores y regresó a los Jit’Suku para
repartir muertes incalculables, principalmente entre su preciosa población
femenina, mancharía para siempre los recuerdos de Tigh de su gemelo.
Una capitán de nave estelar con ascendencia famosa y
reputación de asesina…
La llaman Valkyrie por la forma en que se lanzaba a la
batalla y, por lo general, salvaba el día. Después de perder su amada nave en
una emboscada que casi le costó la vida a la Valkyrie y a su tripulación, la
capitana Gineva Starbridge se está enfriando en el cuartel general, esperando
una nueva asignación, cuando el Emperador aparece, en persona, buscando
negociar la paz.
Por cada guerrero, solo hay una mujer que es su verdadera
compañera…
Cuando Tigh ve a Ginny a través de la abarrotada sala de
audiencias donde ha venido a hacer una propuesta poco ortodoxa para unir a sus
dos pueblos devastados, apenas puede creer su fortuna ¿Podría ser ella la única
mujer destinada a él? Se había presentado ante el Consejo humano, de rodillas,
para ofrecer su mano en matrimonio a cualquier mujer humana que lo ayudara en
su búsqueda por forjar una paz duradera.
Pero, cuando ve a Ginny, sabe que ella es la única mujer
que lo hará. ¿Pueden navegar por un camino rocoso, con enemigos en ambos lados
conspirando contra ellos, para unir dos culturas en guerra, en una paz
duradera?
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