Djal sólo intentaba cumplir con su deber como beta de su
manada cuando cometió un pequeño error y ahora tiene a un miembro de la manada
persiguiéndolo, con la intención de aparearse con él. Si Djal no descubre cómo
detener la obsesión de Julian por él, podría estrangular al hombre.
Julian ha vivido un infierno, más de lo que la mayoría de
la gente sabe. Cuando llega la libertad, Julian sigue enfrentándose a gente que
quiere hacerle daño. La mera visión del gran y fuerte beta hace que Julian se
sienta más seguro. Una noche juntos convence a Julian de que Djal sería la
pareja perfecta. Sólo tiene que atrapar a Djal primero.
Cuando Djal descubre que alguien está abusando de Julian,
la vena protectora que tanto intentó controlar se libera. Va más allá de lo que
Djal sabe que debería sentir por un simple miembro de la manada y sólo cediendo
a Julian puede Djal aceptar la necesidad que crece en su interior. Pero antes
de que Djal pueda salvar a Julian, tiene que averiguar quién le persigue, y
Julian no habla.
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