Hace nueve años, me rompió el corazón y nunca volvió. Juré
olvidarlo… si sólo pudiera.
Cuando era una niña, me enamoré de un chico dakkari. El
príncipe de nuestro clan. Rukkar, lo llamábamos. Porque estaba destinado a
convertirse en el mayor Rey de la Horda de nuestro tiempo.
Él era Kiran de Rath Okkili. Mi amigo, mi fuerte e
inflexible protector. Su sonrisa traviesa y sus ojos dorados hacían que mi
corazón revoloteara y mi alma cantara y justo cuando empezaba a creer que me devolvía
el amor… me destrozó por completo y ni una sola vez miró hacia atrás para ver
cómo había sobrevivido.
Nueve años después, ha vuelto.
Sólo que ya no es un príncipe.
Es un Rey de la Horda, frío y cruel, con ojos fundidos como
el pecado y un cuerpo hecho para la guerra.
Me prometí a mí misma que nunca lo volvería a amar.
Tiene la intención de convertirme en una mentirosa.
Porque no sólo quiere mi amor de nuevo… también me exige
que sea su reina.
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