ntent='data:blog.isMobile ? "width=device-width,initial-scale=1.0,minimum-scale=1.0,maximum-scale=1.0" : "width=1100"' name='viewport'/> Letras Simples: Stephanie West - Guerreros Cadi 01 - La Mascota del Guerrero

jueves, 12 de marzo de 2020

Stephanie West - Guerreros Cadi 01 - La Mascota del Guerrero

Giselle no supo cuánto tiempo estuvo casi catatónica, deseando que el terrible dolor de cabeza desapareciera. Se sentó cuando uno de los alienígenas reptiles entró. Giselle retrocedió y miró a su alrededor, dándose cuenta de que estaba sola en una jaula dorada.

"¿Que está pasando?" tartamudeó.

"Si eres prudente, te callarás. Las mascotas no hablan en este planeta", advirtió la criatura.

¿Una mascota? Los ojos de Giselle se agrandaron. Ella no había escuchado mal.

Su jaula fue trasladada a una gran tienda. Había cientos de extraterrestres reunidos para la subasta, y estas criaturas eran las más grandes hasta el momento. Su carne era roja como podría ser una especie de demonio, con el pelo de un negro oscuro uniforme. Por lo que Giselle podía ver, sus ojos eran de un tono obsidiana frío como una piedra. Giselle notó que las temibles criaturas tenían largas colas que se elevaban de lo que parecían faldas de cota de malla. Giselle se encogió cuando vio que las criaturas también tenían colmillos afilados.

¿Cómo demonios podría salir de esto, y si lo hizo, cómo podría sobrevivir en un planeta alienígena?

Kagan contempló a su mascota. Nadie como los de su especie había puesto un pie en Cadi. Kagan se preguntó de qué parte del universo procedía su especie única.

Giselle se negó a comportarse e incluso disfrutó de sus intentos de reprenderla, deleitándose con el trato rudo del que un hombre generalmente se abstiene con las mujeres. Giselle fue valiente en lugar de mansa, defendiéndose a sí misma en un mar de extranjeros.

Kagan había insistido al principio en que Giselle comprendiera su lugar en la sociedad Cadi. Pero algo más valioso que el metal precioso o las joyas se perdería si Giselle se viera obligada a asumir el papel que todos pensaban que pertenecía.

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