Las chicas buenas también pueden jugar rudo…
Jessie McKay ha aceptado finalmente que su matrimonio con
Luke McKay no fue perfecto. Después de dos años de viudez, está lista para
taconear con sus mejores botas nuevamente… hasta que el hermano menor de Lucas
aparece para arruinarle la diversión. Pero si Brandt cree que volverá a
permitir que otro hombre McKay le dé órdenes de nuevo, está completamente
equivocado.
Brandt McKay había evitado a su dulce y sexy cuñada desde
la noche en que le confesó que sus sentimientos hacia ella no eran del tipo
fraternal. Inesperadamente se enfrenta con la prueba de la infidelidad de Luke,
y Brandt se ve obligado a pedirle ayuda a Jessie para cuidar al pequeño hijo de
su fallecido hermano. Jessie accede con una condición… quiere las botas de
Brandt debajo de su cama exclusivamente mientras dure el acuerdo.
El calor sexual que siempre estuvo reprimido entre ellos se
reaviva. Brandt está decidido a hacer que esa situación temporal se transforme
en permanente demostrándole a Jessie que es hombre de una sola mujer. Y Jessie
se ve sacudida por sentimientos que ha jurado nunca volver a tener por ningún
hombre... especialmente no por un McKay.
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