Suaves
cortinas de cuero cómodamente alrededor de los hombros fuertes, enmarcando una
pared de músculo masculino antes de detenerse en la mitad del muslo. Su cabello
está peinado hacia atrás para exhibir esos asombrosos ojos Ferro que la gente
ama tanto. Su sombra exacta de azul se pierde en algún lugar entre el hielo y
el cielo, la tormenta y el mar.
Mi
mandíbula da vueltas cuando escupo, «Lo siento. Por favor, discúlpeme. Me muevo
para empujarlo más allá. Incluso el impacto de conocer a Peter Ferro no puede
dominar el aguijón de las palabras de Nathan. Doy un paso adelante, pero Peter
no se mueve. Lo miro, tratando de sofocar la tormenta emocional que se está
gestando dentro de mí. Las lágrimas torrenciales amenazan con explotar de mis
ojos en cualquier momento. Sé muy bien que este momento es el ojo de la
tormenta, y tengo segundos para encontrar un puerto seguro antes de que el
infierno se desate.»
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