El jefe de
policía Nash Savino y su compañero, Toby Everly, han pasado cinco años
provocándose y coqueteando entre ellos. Es decir, cuando Toby no estaba
evitando a Nash a cada paso. Nash ha tenido muchas reservas sobre dejar entrar
a Toby y acercarse al pequeño bombón.
Uno, él
sabe que su compañero está mintiendo y escondiendo cosas, y como Jefe de
Policía de la ciudad de Crystal, además de ser compañeros, eso es inaceptable.
Y dos, Nash sabe que una vez que deje entrar a Toby, el pequeño zorro de
Santorini lo tendrá comiendo de su palma, y ese pensamiento asusta a Nash.
Cuando
Toby es brutalmente atacado y dejado por muerto, todo cambia. Nash se da cuenta
de que todos los juegos han sido inútiles y que bien podría pasar el resto de
su vida solo, sin conocer el verdadero amor de un compañero. Sentado junto a la
cama de hospital de su compañero, rezando para que Toby vuelva con él, Nash
sabe que si tiene la suerte de que su compañero sobreviva, entonces le daría
gustosamente su corazón a su pareja, y todas las porquerías del pasado se
arreglarían, permitiéndoles seguir adelante juntos.
Al menos,
eso era lo que pensaba hasta que un nuevo peligro llega a Crystal, amenazando
no sólo a su compañero, sino a todos los residentes de Crystal.
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