Landan
Almeric ha sido olvidado por todos los habitantes de la finca, además de su
abuela, y se ha visto obligado a languidecer en los pozos del infierno de la
jardinería. Aunque en un principio le dejaron el desorden para que pusiera
orden, Landan disfruta convirtiendo el cobertizo en su taller particular y
construyendo lo necesario... Esa es la parte que se le da bien, después de
todo. Es la maldita siega lo que odia.
Taylor
Sethos se unió al proyecto de los benditos cuchillos, pero tiene demasiadas
otras responsabilidades como para ser el aprendiz de herrero de Malfinn
Lundberg. Además, el tipo ya tiene a alguien en mente. Taylor sólo tiene que ir
a recogerlo para la entrevista -manteniendo las manos quietas porque Landan es
lo suficientemente tentador como para romper la regla de "no tocar a las
vírgenes".
Después de
una noche caliente, la moral de Taylor echa por tierra todo lo que podrían
haber tenido y aplasta a Landan. Pero el destino es demasiado cruel para dejar
que eso sea el final. ¿Los caminos hacia los que se dirigen sus cambiantes
vidas los separarán aún más o podrán volver a estar juntos con la ayuda de los
amigos que interfieren?
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