Stella
necesita un nuevo comienzo. En cualquier lugar menos en la nave mercante en el
espacio, donde ha vivido la mayor parte de su vida. Para ella, aterrizar en
Dumera es un pequeño trozo de cielo. Puede construir un hogar en la pacífica
colonia, encontrar una pareja, formar una familia, hacer una vida.
Y cuando
lo ve al Tavak, un varón keriv'i de piel azul y hosco, bueno, es amor a primera
vista.
Lástima
que él no sienta lo mismo.
Una mujer
es lo último que Tavak quiere o necesita. No importa si son laoti, luxirianas o
humanas: las mujeres significan problemas y él está muy cansado de los
problemas. Lo que quiere es pasar sus días en paz. Después de años de trabajar
en un burdel humano, de ser poseído y consumido por las mujeres, quiere que lo
dejen en paz.
Entonces
ella entra en su vida, arruinando todos sus cuidadosos planes.
Una hembra
humana que hace que sus dos corazones latan con fuerza, su sangre se acelere y
su perverso deseo cobre vida. No se deja intimidar por su ceño fruncido ni por
su fría indiferencia para mantenerla alejada. Sonríe cuando él gruñe. Se burla
de él cuando está melancólico y enfadado.
Tavak no
puede darle el para siempre que desea.
Pero puedo
dárle el ahora... y ella lo pasará en sus pieles, donde debe estar.
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