«Unos
meses después
La Rotonda
del Ayuntamiento de San Francisco era preciosa. Majestuosa, elegante, toda de
mármol, con un exquisito techo arqueado, era un lugar impresionante para
celebrar una boda.
Brynn se
sentó en la base de la larga escalera de mármol. Había flores por todas partes.
Enormes y elaborados arreglos de flores de color crema y rosa de todo tipo. El
lugar olía divinamente. Los demás invitados hablaban en voz baja. No hay nada
como una boda enorme y una recepción del siglo para entusiasmar a la gente.
Ella
sonrió. Gia Norcross, futuramente Buchanan, lo hacía todo con estilo.»
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