Poppy vive en un infierno, y lo ha hecho desde que se
acuerda, lo único bueno que ha visto en años, es a un preso recluido en la
celda de al lado. Si puede salvar a Marcus, sabrá que al menos ha hecho una
cosa buena en la vida. Solamente tiene que encontrar a los amigos del hombre, y
hacerles saber que están siendo conducidos a una trampa… después volverá a su
infierno.
Dean Stone es un asesino. Es frío, duro y despiadado.
También está muy seguro de haber entrado en una locura de mundo. Su amigo,
Gage, se ha apareado con el rey gato de una manada. Sus otros amigos han
desaparecido, y la agencia para la que trabaja es un completo desastre. ¿Hay
algo más loco que eso?
Cuando Dean va al sitio donde se supone que debe recoger a
Marcus, se encuentra otra cosa. Poppy es dulce e inocente, y tan sexy como el
pecado. También está aterrorizado, y se pega a él como una lapa. Y Dean no
tiene corazón para negarse al hombre, incluso cuando cuidarlo se convierte en
un trabajo que ocupa todo su tiempo.
Cuando el peligro llama a la puerta de su casa, su
formación como asesino le viene muy bien, sobre todo cuando Poppy, es
secuestrado por los mismos hombres que lo retuvieron primeramente. Dean es más
despiadado que nunca a la hora de eliminar a cualquiera que se interponga entre
él y el hombre del que se está colando.
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