Tessa estaba
preparada. Estaba comprometida para casarse con el hombre perfecto. Era rico,
al parecer fenomenal, y médico. Entonces, en el Día de San Valentín, recibió
una canasta. Llena de juguetes indecentes. Después de eso empezaron a llegar
más cartas. Luego llamadas de teléfono. Y su perfecto prometido ya no le estaba
pareciendo tan perfecto.
Una noche, su admirador secreto entra en su casa después de
una llamada telefónica, y ahora, ella sólo le pertenece ”solamente a él” en
cuerpo y alma.
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