El amor de Brenna por Jase había pasado de ser un flechazo
a una necesidad abrasadora, un deseo doloroso… y un dolor no correspondido,
porque el tejano salvajemente sexy no siente lo mismo. Una herencia y la
cláusula en el testamento de su padre han endurecido a Jase, al parecer. Ahora
ella debía soportar tres meses viviendo bajo su techo. Tres tortuosos meses
llenos de tensión y Brenna habrá cumplido con la estipulación, será libre para
tratar de recobrar el corazón que perdió con Jase hacía ya tanto tiempo.
Desde los dieciocho años, Jase había protegido a Brenna… de
sí mismo, así como de los demás. Vivir con ella resulta demasiado provocador
incluso para su voluntad de hierro. Él reclamará lo que es suyo, tomará a
Brenna de formas que sólo había soñado antes, hundiéndose tan profundamente
dentro de su lujurioso cuerpo que él nunca encontraría la manera de salir. Y
estaría condenado si la dejaría irse.
Un caluroso verano en Texas no puede competir con la
tórrida lujuria cuando Brenna se entrega, se somete, le ofrece todo lo que es a
Jase, al único hombre que ama locamente… al único.
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