Los lobos le hicieron pasar un mal rato después de haberse
escabullido por el muro alrededor de la mansión, acorralándola en un árbol,
gruñendo a su alrededor, pero mantuvo la cabeza fría lanzándoles unos dardos
tranquilizadores. Los guardias se acercaban, ellos serían capaces de contener a
los lobos. Venían corriendo con las armas en las manos y se pararon
boquiabiertos. Miraron a lo alto y vieron a Anika con un sujetador deportivo
rosa neón y unos bermudas ajustados de ciclista también rosa… Vlad Drácula no
había terminado con ella ni mucho menos, solo había sido el comienzo para
establecer su posesión, pero sabía que no había terminado. Ella había cedido al
hambre de los dos, pero no tardaría mucho en comenzar a luchar contra él de
nuevo. La conquista de Anika Van Helsing no había hecho más que empezar. Solo
esperaba que no se diera cuenta de que ella lo había conquistado a él hace
mucho tiempo.
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