Porque cuando los arcángeles juegan, los
mortales sufren... La cazavampiros Elena Deveraux sabe que es la mejor en lo
suyo. Lo que no sabe es si será suficientemente buena para llevar a cabo esta
misión. La ha contratado el arcángel Rafael, un ser tan bello como peligroso,
una criatura que aterraría a cualquier mortal. Elena también sabe que el
fracaso no entra en sus esquemas, ni siquiera cuando la misión es imposible.
Porque esta vez no tiene que rastrear y capturar a un vampiro. Esta vez tiene
que atrapar a un arcángel rebelde. Elena se verá inmersa en una matanza como ha
visto pocas, que la pondrá al borde de la vida... y de la pasión. Incluso
saliendo viva de esta, sucumbir a las caricias de Rafael puede significar la
muerte.
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